Tienes en tus manos una valiosa herramienta para pedirle a Dios por ti y para interceder por aquellas personas que necesitan sanación espiritual y física, curación psicológica y emocional, bendición en el campo del trabajo y de la economía familiar, etc. A medida que vayas descubriendo cuáles son tus fragilidades y puntos débiles, puedes encomendarle a Jesucristo que dirija su amor sanador hacia ellos, teniendo en cuenta que no es suficiente hacer una oración de manera ocasional, sino que es fundamental emprender un paciente proceso espiritual, por medio del cual, Jesús irá sanando, poco a poco, las debilidades del alma y las enfermedades del cuerpo.
Dios quiere sanarnos no sólo para que nos sintamos mejor y sigamos adelante. El espera que demos un nuevo sentido a la vida que se nos concede, transformándonos, de algún modo, en servidores de Dios y de nuestros hermanos.